jjcaosmos@gmail.com

8ª Muestra de cine de Lavapiés

Situación A: Baja por el carrer de Lepant. A sus ojos la insigne arquitectura se asemeja a un laberinto, lo cóncavo, lo convexo, todas las formas imaginarias de expresión convergen bajo un sol intenso que deslumbra e irradia una ilusión óptica… y es que está ante La Sagrada Familia de Gaudí. La multitud se agolpa para hacer fotografías.
Se para, alza la mirada, se quita las gafas de sol y entonces dice: "Pero, ¡esto está en obras! ¡No está acabado!"

Situación B: Sale por la estación de Sol, a estas alturas le ha quedado clara la nueva ubicación del oso y el madroño y se dirige allí directamente. A estas alturas también es consciente de que algo se mueve por Sol y tiene ganas de curiosear. Un inmenso meandro de sensaciones le lleva irremediablemente a un enorme espacio donde una multiplicidad de voces, sonidos y sensaciones se expresan con alegria en medio de lo que, de alguna manera, le recuerda a un bazar… La multitud discurre de aquí para allá, conversa, forma corrillos, se habla, se canta, se lee, se discurre...

Se para, alza la mirada, se quita las gafas de sol y entonces dice: "Pero, ¿qué es lo que quieren? Si es que ni ellos lo saben…¡¡Que hagan propuestas!!

Y sí... Eso pasa. Hay quienes sospechan que el individuo ante tantos estímulos entra en estado de shock. Hablan del estado de shock como de una experiencia de la era moderna donde al ego no le queda más remedio que actuar como amortiguador produciendo anestesia o ignorancia o rechazo. Todas esas imágenes generan una especie de suspensión que interrumpe las coordenadas de la experiencia sensorial que consideramos “normal”. Todos esos sonidos y sintonías impiden buscar nuevas frecuencias.

No se ve, no se escucha.

Será que uno de los grandes retos que tenemos sigue siendo aprender a mirar y a escuchar...

A nadie se le ocurre asistir a un partido de fútbol, ponerse en jarras y exclamar: "Pero, ¡esto está desordenado!" Porque sabemos mirar un partido de fútbol, pero no cuando nos encontramos en una plaza repleta de vida.

A lo mejor es que el reto es aprender a tener una mirada y unos oídos que nos lleven a atrapar el instante y llevarnos a un momento de lucidez.
Y así comienza la 8 Muestra de cine en un año lleno de alegrías, en el que estamos experimentando cómo los espacios públicos habitados son una promesa de comunidad, expresan una manera de construir un espacio común.
Siempre nos ha parecido vital la reconstrucción de espacios donde pueda producirse la capacidad de intervención pública manifestando la potencia igualitaria de inteligencias puestas en colectivo.Esta habitabilidad conduce a la producción de significados culturales porque a la vez que vemos somos vistos, de la misma manera que cuando miramos estamos siendo mirados.

Esas plazas que buscamos iluminar con el cine en las noches de verano, hoy se llenan, a la luz del sol, de aspiraciones, reivindicaciones, deseos, luchas, relatos, coreografías. Nunca agradeceremos bastante al movimiento 15M el mostrarnos que se puede proyectar de día.

"Es necesario que alguien me coja de la mano; que me diga: lo siento mucho, pero este plano lo he visto, lo he montado antes que tú y ahora te lo muestro. Y yo respondo: la forma en que me lo muestras me da ganas de verlo, a mi cuenta y riesgo, para que después la película cuente MI historia" (Serge Daney).

Con las películas y experiencias que hemos recopilado para hacer el programa de esta Muestra, queremos proponer un espacio desde el que poder mirar sabiendo que lo que vemos nos mira y nos conforma.

Queremos ahondar en la quiebra, que ya considera mos completada, del discurso que ha mantenido su vigencia en los últimos años, donde parecíamos abocados a posicionarnos en el binomio alta política – absorción / política de masas - distracción. O, lo que es lo mismo, entre la idea del político educado en la república del buen gusto, en la línea apolínea, y el ciudadano medio que hace uso de la política y la cultura como mero objeto de distracción en una línea falsamente dionisíaca. Retomamos la verdadera línea dionisíaca, nos integramos en la corriente de la orgía de miradas, haciendo una de las cosas que más nos gusta, ver cine y estar entre “nos”.