9ª Muestra de Cine de Lavapiés. 22 de junio - 1 de julio



Cartel realizado por Iago Alvarez
La Muestra de cine de Lavapiés entra en su novena edición (si fuéramos una sinfonía estaríamos gafados) en un año en el que hemos visto desaparecer un montón de festivales y chiringuitos por falta de subvenciones públicas. Pero nosotros somos una muestra autogestionada y esta independencia hace que en épocas como la que vivimos (épocas de estafa, que no de crisis) sigamos hacia adelante con los contratiempos de costumbre, ni más ni menos.

Ha sido un año en el que la actuación de la policia (en Lavapiés, en Madrid y en el estado español) ha incrementado su nivel de violencia como nunca, haciendo redadas constantes e indiscriminadas. Han ladrado mucho, claro, porque hemos cabalgado mucho... Theo Angelopoulos, un cineasta al que admiramos y que murió este año atropellado por un policia en el Pireo a los 76 años, decía en su película El paso suspendido de la cigüeña : “Si doy un paso estoy en otra parte... o muero”. Terrible metáfora de su destino y del de todxs los griegxs. Éste ha sido el año de dar pasos adelante, zancadas a topetazos en el barrio de Lavapiés, producto de la increíble bocanada de aire fresco que ha supuesto el 15m, que ha recogido y amplificado vías y sueños que buscaban trenzar nuestras redes de apoyo: paralizaciones de desahucios, movimientos contra las redadas,
ocupaciones, grupos y coordinadoras de consumo responsable, mercados de trueque, bancos de tiempo, espacios de pedagogía libre, plataformas de activismo cibernético o proyectos solidarios y de emprendimiento como el Mercado de San Fernando que está reconfigurándose y viviendo un proceso de restructuración muy interesante. Pasos hacia adelante en las antípodas de la gentrificación, del stress de lo cotidiano y del desencuentro entre el vecindario.

En lo que a nosotrxs nos compete ( desarrollar una Muestra de cine ) la repercusión que ha tenido estas nuevas maneras de estar en la vida y en la calle se ha traducido en un gran salto cuantitativo pero sobretodo cualitativo en produciones liberadas al que hemos respondido dando el salto adelante y abriendo la convocatoria de autoproducciones exclusivamente a obras con licencias libres. Ha aumentado el nivel en las autoproducciones y sobre todo la calidad argumentativa. Estas obras liberadas nos cuentan lo que está pasando y cómo está pasando. Y nos han hecho reflexionar, entre otras cosas, sobre la presencia generalizada de la acampada como forma de lucha contemporánea (Sol, Plaza Catalunya y el resto de ciudades de nuestro estado, pero también Nueva York, Londres, Tahrir, Sáhara Occidental, Túnez...), sobre el valor de los campamentos como lugares in extremis donde florecen los acontecimientos.

Frente a los grandes proyectos urbanísticos vacíos y los grandes terremotos de una tierra que aulla, hemos decidido plantar nuestras jaimas en la ciudad como ese espacio absolutamente privilegiado de la lucha, del perderse, del encuentro. En esa topografía, en ese callejero es donde hemos trazado los caminos que van forjando alianzas inesperadas, que se van configurando como el receptáculo de las huellas de la
cultura, comportándonos como si acabasemos de despertar de un violento terremoto, reactivando los procesos como si de un plan de emergencia se tratase. Decia Walter Benjamin en 1926: “Los pueblos de Europa Central viven como los habitantes de una ciudad sitiada que está agotando ya la pólvora y los víveres y que es muy difícil que se salve. Un caso en el que habría que pensar seriamente en rendirse. Pero la fuerza muda e invisible frente a la que se encuentra hoy Europa Central no negocia. De manera que el único remedio, en espera de que llegue el asalto final es volver la mirada a lo extraordinario, lo único que todavía nos puede salvar”.

En nuestras estructuras precarias tratamos de saber quienes somos, cuántos estamos, vincularnos a la necesidad de estar con los nuestros, de reconocernos bajo esas jaimas, a tientas, de trabajar silenciosamente en  nuestro mundo paralelo de redes y mercados sociales, asomando la cabeza escandalosamente cuando hace falta parar un desahucio o simplemente para aullar de rabia en un cotidiano en el que desayunamos con suicidios,
primas de riesgo y algo llamado rescate, que en realidad es una piedra al cuello. Las películas que nos gusta mostrar no son necesariamente sociales o políticas, pero sí lo es nuestra actitud de cómo entendemos la cultura, como eje transformador de la sociedad. Es por ello que queremos mostrar nuestro apoyo, solidaridad y cariño a Willy Toledo, Javier Krahe, La Casika y su festival de cortos, a las personas represaliadas y detenidas en la Huelga del 29m, las multadas, detenidas, apaleadas y acogotadas en las movilizaciones del 15m, las luchas estudiantiles y a toda la ciudadanía que lucha por mejorar este mundo que otros tratan de destruir y de dividir en aras de la cantidad de ceros que tengan las cuentas corrientes.

¡Nos vemos en las jaimas, bajo la luz del proyector!